LA MAYORIA DE EDAD Y UN GRAN ÉXITO: “EL LEON DE FRANCIA”
Para 1950 El Tony estaba cumpliendo sus 22 años de existencia. Ya en su “mayoría de edad” la presentación gráfica de la portada no mostraba mayores novedades, salvo que se había reducido en dos centímetros su alto mientras que el precio se había elevado a 40 centavos. Seguía teniendo 24 páginas por las cuales desfilaban historietas como El fantasma del Iguadi (la única aventura completa), Arsenio Lupín, Casey Ruggles, Bruce Gentry, Morgan el corsario, Capitan Albert (César el capitán sin miedo), El Capitán Lambert (de capa y espada), El Enmascarado Solitario, Tex el Policía Montado, El Loto Azul, El Escorpión, Sweeney (Pepe Dinamita), La Pantera Negra (de la dibujante Tharpe Mills), El Agente Secreto X-9, Mandrake y dos producciones locales, El capitán de la Djumna (adaptación de una novela de Salgari) con dibujos de J. S. Belhot y El hijo de D’Artagnan por Fernand, más las tiras Don Otto y Raco el extra, de Silvio Della Porta y Ramón Columba respectivamente. La revista era editada ahora por Columba Hermanos y su redacción estaba ya en Sarmiento 1889.
En algún momento entre 1950 y 1952 el tamaño de la revista se reduce drásticamente pasando a ser de 19 x 28 cms, es decir a la mitad. Se simplifica la cabecera y en cuanto al material predominan siempre los grandes personajes del comic norteamericano más algún aporte inglés. En materia publicitaria los avisos de golosinas pasan a ser reemplazados por los cursos por correspondencia (especialmente los de dibujo) y los del dentífrico Odol. que adoptaban la forma de una página de historietas titulada “Las aventuras de Odolito”, el debut profesional de Alberto Salinas.
Pero el momento cumbre en la larga trayectoria de la revista se produce el 1º de julio de 1953 cuando comienza a publicarse “El León de Francia”, adaptación de un radioteatro de Roberto Valenti que transcurre en los tiempos previos a la Revolución de 1789 y cuyo nudo argumental puede sintetizarse así: El Rey (se supone que Luis XV) entrega a Andrea de Balois (sic) un niño recién nacido, ordenandole tratarlo como hijo propio. Veinte años después ese niño -llamado Rodolfo- se ha convertido en un joven en apariencia débil y aniñado, falsa personalidad detrás de la cual se oculta El León de Francia, personaje adorado por el pueblo al que defiende del despotismo real. Su contrafigura es el cruel Felipe de Borgoña, el jefe de La Bastilla, quien le disputa el amor de la sobrina del Rey y ha jurado matarlo.
Tal la esencia netamente folletinesca de “El León de Francia” que como se ha dicho un éxito sin precedentes, motivando un aumento considerable en la tirada de la revista y que se lanzaran ediciones extra para satisfacer la demanda de los lectores. La publicación de esta historieta dibujada por Fernand (Fernando Fernandez Eyre) se extendió hasta noviembre de 1956 y siendo reeditado en Fantasía a partir de 1954 y nuevamente en El Tony en 1962 como fasciculos desglosables.
En esta época que estamos repasando –inicios de los años cincuenta- las páginas de El Tony albergan los primeros trabajos de Solano López y Carlos Casalla, mientras que Eugenio Colonnese ilustra las aventuras del gendarme Paco Almiral sobre guiones de Nico Pons, seudónimo del novelista Roger Plá. Paco Almiral es –entendemos- el primer personaje propio de la revista, tendencia que luego continuará con “Safari Argentina” y “El Puma Alfredo”, ambas dibujadas por Alberto Salinas, a las que luego (1958) se agregarán “Burt Zane” de Oesterheld-Pavone y “Star Kenton” de Oesterheld-Casadei y Black Hood.
A medida que avanzan los años cincuenta se incrementa en El Tony el porcentaje de producción local en las páginas , con la participación entre otros de Carlos Clemen, Juan Lucas Castro, Daniel Haupt, Eugenio Colonnese y los ya citados Walter Casadei e Ivo Pavone, en tanto que los héroes importados aparecen en retirada y están presentes a través de Buck Danny, Steve Canyon y Cisco Kid (dibujada por Salinas padre en Argentina para el King Features Syndicate) y las europeas Dan Dare, Matt Marriot, Las aventuras de Joc y Jean y Jeannette, por citar algunos. También para destacar en esos finales de los cincuenta es el cambio de logotipo y el afianzamiento de los álbumes periódicos que habían comenzado a publicarse a comienzos de la década.
La crisis de los sesenta y también de las revistas semanales se hace sentir y Columba apela a distintas estrategias, como resucitar “El León de Francia” en 1962 como un cuadernillo separable del resto de la revista, o como ocurrió en 1966 reeditando “La Estrella de la Araucania”, un trabajo de Colonnese publicado en Fantasía una década atrás. Un año después, en marzo de 1967 El Tony llega al Nº 2.000, acontecimiento que es celebrado con bastante modestia, apenas una edición de 32 páginas con una tapa a todo color que reproducía la del Nº1 y en su interior diversas notas reseñando aquellos cuarenta años de historietas y los personajes mas destacados que habían pasado por la revista.
Ignoramos cuando apareció la última edición semanal de El Tony, pero debió ser muy poco después de aquel número 2.000 de principios de 1967. El tiempo de esa modalidad tan popular en otra época había pasado; ahora tallaban los álbumes mensuales en los que junto con nuevos y populares personajes de producción nacional, siguieron conviviendo durante varios años Flash Gordon, Pepe Dinamita, Johnny Hazard, Paul Temple, El Fantasma o El Fabuloso Hombre Araña. En 1978, cuando el color comenzaba a ganar las páginas de las revistas de Columba -marcando con ello el inicio de otro ciclo brillante de la editorial- El Tony celebró sus cincuenta años, lo que obviamente motivó una edición recordatoria.
Hasta aquí llega nuestro relato que se ha centrado casi exclusivamente en la versión semanal de la revista, pero la historia de El Tony se extendería por mas de veinte años más aunque ahora diversificada en títulos tales como El Tony Extra Color, El Tony Todo Color, Super Color o Super Anual, período cuyo estudio escapa a nuestras posibilidades. Por último consignemos que en 2001, cuando ya El Tony y los demás títulos de la editorial habían dejado de publicarse, Columba (o lo que de ella quedaba) lanza una línea de comic-books en la que se reeditaba material de algunos de sus más famosos personajes. Es así como nace “El Tony presenta” en la cual se reeditaban aventuras de Mark, la creación de Robin Wood y Ricardo Villagrán que había sido un éxito a finales de los setenta. Pero la experiencia resulta fugaz y tras unos pocos números El Tony desaparecería definitivamente de los kioscos, no así de la memoria de miles de lectores ni de los anales de la historieta argentina, donde tiene ganado un lugar de privilegio.
(C. R. Martinez)
